Historia
Los orígenes
La Primera Guerra Carlista (1833-1839) estaba en sus últimas fases cuando 133 ilustres bilbaínos decidieron fundar un club social similar a los que iban apareciendo en otros países de Europa.
Así, un día de mayo de 1839, los fundadores de la Sociedad Bilbaina se reunieron y nombraron a la primera Comisión Directiva. Las primeras ocupaciones de esta comisión fueron seleccionar un local adecuado para el nuevo club y redactar el primer reglamento por el que se regiría la entidad.
La etapa de la Plaza Nueva
La Sociedad Bilbaina, a partir de ese momento, arrancó a toda máquina. De hecho, al año siguiente de su fundación ya contaba con 240 socios. La cuota de entrada, que al inicio se había establecido en cuarenta reales de vellón (2 duros), ascendió hasta los 100 reales (25 pesetas). La cuota mensual inicial, que era de tres pesetas, se mantuvo sin cambios hasta 1844, cuando subió una peseta.
Como a finales de 1843 los socios ya eran 300, al año siguiente se planteó la necesidad de trasladar la sede del club a un local más espacioso. El primer proyecto de expansión resultó fallido, pero se convirtió un anhelo permanente para la Sociedad Bilbaina. La iniciativa trató de retomarse en varias ocasiones (1847, 1857, 1866 y 1882), pero ninguna tuvo éxito.
De 1815 al Centenario
Respecto al proyecto de cambio de sede de la Sociedad Bilbaina, cabe destacar que los terrenos del nuevo emplazamiento, conocidos como Terrenos de la Concordia, eran propiedad del Banco de Bilbao y su superficie medía algo más de 2.000 metros cuadrados.
Al concurso para el diseño del nuevo edifico se presentaron 13 proyectos. Los tres mejores, que recibieron premios en metálico, fueron, por este orden, el de Emiliano Amann, el de Manuel M.ª Smith, y el de Pedro Guimón. El arquitecto ganador del concurso, Amann, tenía 27 años y se había titulado dos años antes en Madrid. El empresario responsable de llevar a cabo la construcción fue Domingo Hormaechea.
De la postguerra a la actualidad
El espacio que media entre el fin de la Guerra Civil (1939) y la celebración de los 150 años de la Sociedad Bilbaina (1989) está marcado por tres acontecimientos especiales: el edificio de la calle Navarra cumple sus primeros 50 años en 1863; la Sociedad Bilbaina crea su club de campo, tarea que abracó un periodo de seis años (1969-1975); y, por último, la Villa se ve envuelta en la catastrófica inundación de agosto de 1983.
En la década de los 40, marcada por el nuevo régimen político, la Villa padece la terrible escasez de la posguerra y asiste al estallido de la II Guerra Mundial.