De 1815 al centenario

Respecto al proyecto de cambio de sede de la Sociedad Bilbaina, cabe destacar que los terrenos del nuevo emplazamiento, conocidos como Terrenos de la Concordia, eran propiedad del Banco de Bilbao y su superficie medía algo más de 2.000 metros cuadrados.

Al concurso para el diseño del nuevo edifico se presentaron 13 proyectos. Los tres mejores, que recibieron premios en metálico, fueron, por este orden, el de Emiliano Amann, el de Manuel M.ª Smith, y el de Pedro Guimón. El arquitecto ganador del concurso, Amann, tenía 27 años y se había titulado dos años antes en Madrid. El empresario responsable de llevar a cabo la construcción fue Domingo Hormaechea.

Las fiestas de inauguración tuvieron lugar el 25 de enero de 1913, sábado, con un banquete de seis paltos, dos postres, queso y fruta. El responsable del apartado gastronómico fue Monsieur Caverivière. Las celebraciones continuaron el lunes, 27 de enero, y el viernes, 31 de enero, con un baile y un concierto respectivamente. El jueves, 30 de enero, se celebró la Junta General de la Sociedad Bilbaina, tal y como era costumbre en la entidad.
En 1913 la población de la Villa ascendía ya a 95.609 habitantes y el presupuesto municipal era de 10 millones de pesetas. El Athletic Club inauguró en agosto su nuevo campo de San Mamés, y la Sociedad Bilbaina contribuyó a ello.

En 1913 se implanta en España la Dictadura del General Primo de Rivera que perduraría hasta 1930. Se inicia el descenso del número de socios que persistiría durante toda esa década y la siguiente.
La prohibición de las salas de juego por decreto de la Dictadura en 1924, supuso un nuevo golpe para la economía del club bilbaíno.

El año 1931 está marcado por la caída de la monarquía española y el advenimiento de la Segunda República. Se inicia un periodo de inestabilidad social y política que desemboca en la Guerra Civil (1936-1939).
La Sociedad Bilbaina se vio afectada por la situación bélica al momento. Bilbao y su provincia se encontraban en la zona que se mantuvo fiel al gobierno constitucional. Los representantes locales de la república, cuyo gobierno contaba con una mayoría de izquierda, contemplaron con recelo a la entidad.

Solo habían pasado dos días (20 de julio de 1936) cuando se ordenó acordonar la manzana de la calle de la Estación, emplazar una ametralladora delante del portalón del club y penetrar en él para registrar todas las dependencias e identificar a los presentes.

La Memoria de la junta saliente, presidida por D. Luis Arana, se refiera a las “pérdidas, robos y desperfectos sufridos” y detalla la desaparición de las vajillas, las cristalerías, la ropa de cama y de comedor, las mesas de los comedores, los muebles del despacho del presidente y mucha otra parte de su mobiliario y enseres.
Por la inteligente y audaz actuación del socio y arquitecto, D. Tomás Bilbao, la biblioteca del club se salvó íntegramente (¿tal vez por ello, o tal vez porque los saqueadores no eran gente de letras?).
El 14 de noviembre de 1937, una vez recuperada la normalidad, la Sociedad Bilbaina abrió de nuevo sus puertas. De sus empleados solo quedaban la mitad y los socios eran menos de 900.

En esa situación tan precaria, la entidad comenzó a abordar la celebración de su centenario que se cumplía en 1939. El programa de actos no pudo ser más discreto: el 14 de octubre se celebró una misa en San Nicolás, se colocó una lápida y D. Sánchez Mazas ofreció una conferencia. Al día siguiente, se celebró una fiesta a la que acudieron unas 600 personas, sin que exista reseña de ello en la prensa.
En 1939 Bilbao ya contaba con 207.526 habitantes y el presupuesto del Ayuntamiento ascendía hasta los 24 millones de pesetas.

Al año siguiente, la Sociedad Bilbaina superó la cifra de los 1.000 socios. La Gran Guerra, el acontecimiento más sangriento del siglo, acarreó más benéficos que perjuicios para la Sociedad Bilbaina por la neutralidad española.
La boyante situación económica general permitió que la Sociedad Bilbaina abriera con gran éxito en 1918 una sala de juego de ruleta que, mientras subsistió, aportó fuertes ganancias a las arcas de la entidad.

Los gestores de la Sociedad Bilbaina, con D. Vicente Eulate a la cabeza, tuvieron el gran acierto de invertir los beneficios en actividades culturales y benéficas. Esa situación y el nombramiento como vocal bibliotecario de D. Álvaro Cortázar, hombre extremadamente culto y amante de los libros, hizo que las ganancias de la ruleta se transformaran en algunos de los tesoros bibliográficos que hoy posee la entidad de Bilbao. Entre ellos, varios incunables, ediciones príncipes bilbaínas y algunas obras maestras de la cartografía del siglo XVIII. En 1920 la biblioteca alcanzó los 14.616 volúmenes, con cerca de 10.000 títulos. En ese año la plantilla de la Sociedad Bilbaina era de 117 empleados.

La euforia, sin embargo, fue efímera. Así, la Memoria de 1921 da un primer aviso al hablar de “estos años de estrechez y sobriedad”. La crisis económica hizo descender los ingresos y obligó a reducir la plantilla, por primera vez, en 16 empleados.

El edificio fue incautado y en él se instaló el Gobierno Civil (del 7 de agosto al 12 de septiembre de 1936); la CNT (del 26 de septiembre al 28 de octubre de 1936); la Consejería de Gobernación del primer Gobierno de Euskadi (del 28 de octubre de 1936 al 17 de junio de 1937); y por último la FET de las JONS (de junio a julio de 1937).

De todos esos ocupantes, la Sociedad Bilbaina solo recibió daños. Poco a poco cada inquilino fue dando buena cuenta de la bodega y de la despensa. Un grupo de milicianos, bajo cuya custodia quedó el edificio por encargo del Gobierno de Euskadi, saqueó los locales a su antojo durante los dos días previos a su retirada. Además, según escribe Basas, “los eufóricos liberadores de la Villa entraron en los locales de la Sociedad Bilbaina cometiendo rapiña y causando destrozos”.

A continuación, se resumen algunos de los acontecimientos internos de interés que tuvieron lugar a lo largo de los 26 años transcurridos desde la inauguración de la nueva sede.

  • 1913 (25 de enero): se inaugura la sede de la calle de la Estación.


  • 1914 (15 octubre): 75º Aniversario de la Sociedad Bilbaina. No hay celebraciones.


  • 1915: nuevo uniforme (de color negro) para el personal.


  • 1917: reforma del Reglamento. Se crea la categoría de Socio Honorario para aquellos que cumplan 50 años como Socios de Número.


  • 1919: a los seis años de su inauguración, por necesidad de espacio, la Sociedad Bilbaina amplía el edificio


  • 1919: se adquieren siete óleos de Losada.


  • 1923: se alcanza la cifra record de 1.429 Socios.


  • 1925: se contabilizan 25.645 libros, siendo Vocal Bibliotecario D. Darío de Areitio.


  • 1926 (26 abril): Se abre el Bar Inglés.


  • 1926: ante la dificultad de reeditar el Catálogo de Libros, se implanta el sistema de ficheros.


  • 1926 (3 junio): reforma del reglamento, que abre a las señoras el acceso a los locales sociales.


  • 1926 (10 septiembre): S.M. Alfonso XIII visita la Sociedad Bilbaina.


  • 1932: se inaugura el sistema de calefacción por aceite pesado.


  • 1935: disputan partidas de ajedrez en la Sociedad Bilbaina los grandes maestros internacionales Alekhine (marzo) y Capablanca (noviembre).


  • 1935: la biblioteca alcanza los 33.326 volúmenes.


  • 1936: tras 36 años de servicios a la Sociedad Bilbaina, se jubila el chef Alejandro Caverivière. Su homenaje, por el estado de guerra, pasa desapercibido.


  • 1937: la calle de la Estación pasa a llamarse Navarra.


  • 1938: quedan tan solo 815 socios.