El espacio que media entre el fin de la Guerra Civil (1939) y la celebración de los 150 años de la Sociedad Bilbaina (1989) está marcado por tres acontecimientos especiales: el edificio de la calle Navarra cumple sus primeros 50 años en 1863; la Sociedad Bilbaina crea su club de campo, tarea que abracó un periodo de seis años (1969-1975); y, por último, la Villa se ve envuelta en la catastrófica inundación de agosto de 1983.
En la década de los 40, marcada por el nuevo régimen político, la Villa padece la terrible escasez de la posguerra y asiste al estallido de la II Guerra Mundial.
El siguiente decenio se caracteriza en la Sociedad Bilbaina por su intensa vida social y cultural, al abrigo de la recuperación económica que experimentaba la Villa. Un buen reflejo de ello es la biblioteca que se acercó a los 40.000 volúmenes y en 1955 se constituyó su Sección Vascongada, a cuya inauguración acudió el entonces Ministro de Educación.
El club de campo tenía una superficie de 250 hectáreas y contaba con 21 kilómetros de viales, 750 parcelas edificables de entre 700 y 4.000 metros, un magnífico edifico social, un embalse de 380.000 metros cúbicos, y un campo de golf de 18 hoyos con una superficie de 120 hectáreas y más de 20 kilómetros de canalizaciones de riego.
Los actos inaugurales se extendieron del 21 al 30 de junio de 1975 y, con ellos, llegaba a su fin el mandato de D. José Jesús del Arenal, uno de los grandes presidentes que ha tenido la Sociedad Bilbaina. Arenal dirigió el club durante seis años y dejó a la entidad con más de 3.000 socios y un patrimonio excepcional.
Por desgracia, el cambio de los tiempos no se hizo esperar y pronto se acusaron en el país los efectos de la recesión económica mundial que provocó la crisis energética. Además, estas circunstancias se vieron agravadas por la transición política de un régimen dictatorial a la monarquía democrática y parlamentaria, con la nueva estructura constitucional y de autonomía territorial.
Los efectos de la crecida del Nervión en Bilbao fueron devastadores. En el Casco Viejo el nivel del agua llegó hasta los primeros pisos de las viviendas. En la otra orilla, que no se inundó por su desnivel, los daños también fueron catastróficos. La Sociedad Bilbaina sufrió daños en los sótanos, la bodega y en la planta baja, donde el lodo se embalsó en la recepción y bar inglés.
Las obras de reparación, que se extendieron hasta 1985, se iniciaron de inmediato. A estas labores se sumó en 1984 la restauración de la fachada, una obra muy costosa que estaba pendiente desde hace mucho y que no se culminó.
Todo ello forma parte del preludio para el 150 aniversario de la fundación de la Sociedad Bilbaina. Las celebraciones se desarrollaron entre marzo y junio de 1989. Entre las decenas de actos que compusieron el extenso y variado programa cabe destacar: el concierto del 28 de abril; el Torneo Internacional de Billar, la actuación de la orquesta del Estado de Stuttgart; el Festival de la Pelota; la cena de gala del 9 de junio; el concierto de la Orquesta Sinfónica de Bilbao el día 19; y las dos cenas-baile celebradas en un mismo mes.
Ya en los años 60, la conmemoración del cincuentenario del edificio sede de la Sociedad Bilbaina, presidida por D. Enrique Guzmán, contó, entre otros actos, con un concierto (15 de enero de 1963), un banquete igual al que se celebró en la inauguración del edifico (25 de enero), y una cena-baile (26 de enero).
El 1 de octubre de 1970, en una junta general extraordinaria, se acordó iniciar las acciones para constituir un club de campo en Munguía. Previamente, la idea se había consultado a los socios y había obtenido un respaldo masivo. A principios del 71, se convocó el concurso de ideas. Al certamen se presentaron 19 trabajos y el diseño vencedor fue el de Soldevilla y Rodríguez. En diciembre del 72, Robert Putman presentó un proyecto para crear un campo de golf. El 28 de ese mismo mes, el Ayuntamiento de Munguía dio luz verde a la iniciativa.
Las obras se iniciaron el 23 de junio de 1973 y se culminaron en dos años. Así, el nuevo club se inauguró en junio de 1975.
Si bien este cambio, como indica Basas, “no fue convulso a escala nacional”, sí lo fue en el País Vasco. Se expandió el fenómeno terrorista, aumentó la tensión sociopolítica y se deterioró la convivencia. Por tanto, la tarea que asumieron los tres presidentes que sucedieron a Arenal no fue nada fácil.
En enero de 1978, D. Juan Torres Mugarza se hizo cargo de la gerencia. Mugarza, persona dotada de grandes cualidades humanas y profesionales, continuó con la serie de excelentes administradores que ha tenido la Sociedad Bilbaina.
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Retomando la parte histórica, la década de los 80 se inicia sin que remita la crisis económica y la tensión social. Además, la Sociedad Bilbaina padece una constante reducción en el número de socios y se produce la terrible inundación de 1983.
En la trágica jornada del 26 al 27 de agosto de 1983, una gota fría atmosférica arrojó sobre el territorio en pocas horas más de 600 litros por metro cuadrado. Esa inmensa cantidad de agua confluyó sobre los ríos y provocó que sus cauces se desbordaran y sus aguas cubrieron la tierra firme de los valles con una capa de varios metros de altura.