Carta de Dª Ana Gorostiza Guerricaechevarria

Hola mis queridos amigos:

No sé muy bien cómo empezar este escrito. Empezaré pensando en lo que tenemos en común: amor y reconocimiento a la Sociedad Bilbaina.

Esta institución donde muchos celebramos nuestra boda, la recogida de regalos con nuestros hijos en Reyes, el banquete de sus primeras comuniones y las esperadas Galas de la Juventud. Recuerdos de noches en vela esperando que la alarma del reloj sonara para ponernos al volante del coche y recoger a la princesa… Esos momentos en los que nuestros hijos se acicalan con ilusión: ellas de peluquería, vestido largo y tacones; ellos de traje de chaqueta, y muchos nervios en ambos bandos. Inevitablemente, volvemos por un segundo nuestra vista atrás y recordamos los “guateques” y las “puestas de largo”…  ¡Que nervios! Y sonreímos, porque nuestro cuerpo nos pide, obviando esos recuerdos, estar en casa a esas horas de la madrugada viendo cómodamente cualquier episodio de CSI o algo parecido.

Y sigo pensando en lo que La Bilbaina significa en mi vida. Y recuerdo a nuestro Josetxu, camarero que nos servía en el Comedor cuando se estilaba el uniforme de chaqueta hasta la cintura con botones dorados, medias rojas, zapatillas toreras y pantalones debajo de las rodillas. Eran aquellos tiempos también en que nuestro Jesús Vidaurreta era un joven aprendiz en ese mismo Comedor.

¿Y sabéis lo que siempre estará conmigo? El sentido de familia. Todos nos conocíamos y cada vez que nos veíamos preguntábamos por las respectivas familias, si el niño había aprobado, si la suegra mejoraba, cómo iba aquel dolor…  Algo que hoy en día continúa.

Por eso, llegar al Comedor era, y es, estar en familia. Es llegar a un lugar especial, único, luminoso, elegante, muy inglés como nos gusta y recibir una sonrisa, profesionalidad, ricos manjares y educación exquisita.

Y hablando de nuestro club, deseo brindar un recuerdo muy merecido a mi abuelo Ismael Gorostiza Urcullu (1879-1965) que fue arquitecto municipal de Baracaldo. Siendo joven y emprendedor le pareció acertado presentarse al concurso de proyectos para la construcción del edificio de la Sociedad Bilbaina que finalmente ganó Emiliano Amann.

Ambos arquitectos siempre tuvieron una estrecha amistad que se remontaba a los años de carrera, según nos cuenta Gorka Perez de Oleaga en su libro La arquitectura modernista en Bizkaia, Ismael Gorostiza 1908-1915: “Finalmente solo nos resta señalar que Gorostiza intervino en la construcción del edificio de La Bilbaina, lo que conocemos a través de una carta suya, que se haya pegada a un arca del siguiente tenor: esta arca, me la regaló Emiliano Amann en prueba de amistad y colaboración que tuve como arquitecto en la Sociedad Bilbaina en el año 1909 en construcción en dicha fecha“.

No sé que nos deparará el futuro. Pero mi pasado con tantas celebraciones familiares felices, con toda una vida disfrutando de La Bilbaina como bilbaina que soy, me hace sentir que soy muy afortunada.

Os deseo todo lo mejor, cuidaros.

Un abrazo.

Ana Gorostiza Guerricaechevarria

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