Carta de D. Alberto García Erauzkin

Estimados socios y amigos:

Cuando pensaba en qué compartir con vosotros en este magnífico canal de comunicación y reflexión que nos ha brindado la Sociedad Bilbaina, me venía siempre a la cabeza una pregunta que me hice hace unos años, cuando entraba en la década de los cincuenta años (de edad). Me pregunté qué cuatro cosas son las verdaderamente importantes para mí en la vida, qué cuatro cosas siempre querría tener. Lo de que fueran cuatro no obedece a ninguna razón en especial, simplemente me pareció que plantearme más cosas que cuatro era demasiado pedir.

 Así que, después de cavilar unos días, llegué a una conclusión: esas cuatro cosas eran la salud, la familia, el trabajo y los amigos. Y lo curioso es que este momento sin precedentes que vivimos me ha hecho reafirmarme en esa convicción.

La salud. Parece obvio invocar su relevancia para nuestra vida en estos días en que estamos experimentando con intensidad el hecho de que no es algo que tengamos garantizado. Pero creo que la importancia de lo que está ocurriendo va más allá, y va a tener a medio plazo un efecto positivo: nuestras instituciones y nuestra sociedad civil adquirirán conciencia de con las cosas de la salud, con la necesidad de la inversión y de la investigación en salud, con la necesaria dotación de medios y recursos sanitarios, con la gestión rigurosa desde el punto de vista de la seguridad sanitaria en las residencias de mayores, no se juega. No se puede jugar. Es una lección que seguro que estamos aprendiendo.

La familia. Me pregunto cómo habríamos afrontado todo esto los que tenemos la suerte de tener una familia, sin ella. Y me compadezco de las personas que no la tienen. Por eso hay que estar también con ellas, acompañarles. La familia nos protege, nos hace fuertes, nos hace solidarios, nos hace mejores personas.

El trabajo. El trabajo nos aporta dignidad (sé que recuerda a una frase célebre, pero quiero ir por otro camino), y nos da independencia, material, intelectual y espiritual, siempre que nos sintamos realizados con lo que hacemos. Tenerlo es necesario, aunque no suficiente, si no nos permite desarrollar nuestras aspiraciones personales y profesionales. Pero tenerlo, en cualquier caso, es un primer paso para llegar a donde queramos llegar.

Y amigos. Como los que nos juntamos en la Bilbaina, por ejemplo. Amigos verdaderos que puedes no ver en un tiempo, pero con los que el afecto y la amistad se mantienen inalterables, rocosos, y que te proporcionan, al igual que la familia, razones para que la vida merezca la pena ser vivida.

Repasando todo lo anterior en mi cabeza, pensaba en compartir estas reflexiones con vosotros. Si tenemos salud, familia, trabajo (o retiro ya merecido y entretenido, que es lo mismo) y amigos, tenemos todo lo que se puede pedir. Y con ese bagaje podemos lidiar con lo que nos echen.

Probablemente, si somos honestos con nosotros mismos, reconoceremos, analizando la situación actual, que en peores ferias muchos ya hemos toreado. Y hemos salido airosos.

Dentro de poco nos vemos por la Bilbaina. Un abrazo para cada uno de vosotros, y un agradecimiento a nuestro Presidente y amigo, Antón Pérez-Iriondo, por sugerirnos esta experiencia.

Alberto García Erauzkin

SOCIO Y EXPRESIDENTE DE EUSKALTEL

Y DE INNOBASQUE (AGENCIA VASCA DE LA INNOVACIÓN)

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